El Artículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos establece que “Todo individuo tiene derecho a la libertad de expresión; este derecho incluye el no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión”. Alfabetización Mediática e Informacional (AMI) provee a los ciudadanos las competencias que necesitan para buscar y gozar de todos los beneficios de este derecho humano fundamental.
La consecución de este derecho se refuerza a través de la Declaración de Grünwald de 1982, que reconoce la necesidad de sistemas políticos y educativos que promuevan el entendimiento crítico de los ciudadanos sobre el “fenómeno de la comunicación” y su participación en los medios (nuevos y viejos). Se lo refuerza aún más mediante la Declaración de Alejandría de 2005, que pone la Alfabetización Mediática e Informacional en el centro de un aprendizaje a lo largo de toda la vida. Reconoce como AMI “empoderar a las personas en todos los ámbitos de la vida para buscar, evaluar, utilizar y crear la información de una forma eficaz para alcanzar sus metas personales, sociales, ocupacionales y educativas. Esto es un derecho básico en un mundo digital y promueve la inclusión social de todas las naciones”.
Se reconoce ampliamente a los medios y a otros proveedores de información como bibliotecas, archivos, e Internet como herramientas esenciales para ayudar a que los ciudadanos tomen decisiones informadas. También constituyen canales a través de los cuales las sociedades aprenden sobre sí mismas, mantienen discursos públicos, y construyen un sentido de comunidad. Los canales de medios e información tienen un importante impacto en el aprendizaje a lo largo de la vida y por lo tanto los ciudadanos necesitan tener un conocimiento básico de las funciones de los medios y otros proveedores de información y capacidad para poder evaluarlos. El objetivo de Alfabetización Mediática e Informacional es impartir este conocimiento a los usuarios.
La Alfabetización Mediática e Informacional contiene el conocimiento esencial sobre (a) las funciones de los medios, bibliotecas, archivos y otros proveedores de información en las sociedades democráticas, (b) las condiciones bajo las cuales los proveedores de medios de comunicación e información pueden llevar a cabo estas funciones eficientemente, y c) cómo evaluar el desempeño de estas funciones al evaluar el contenido y los servicios que estos proveen. A su vez, este conocimiento debe permitir que los usuarios se involucren con los canales de medios e información de una manera significativa. Las competencias adquiridas a través de la Alfabetización Mediática e Informacional puede dotar a los ciudadanos de destrezas de pensamiento crítico que les permita exigir servicios de alta calidad a los medios y otros proveedores de información. En conjunto, promueven un ambiente en donde los proveedores de medios y otros tipos de información son capaces entregar servicios de calidad.
Claramente, los órganos de información pública, dada su ubicación geográfica y cultural, asumen un lugar más importante que los otros medios en este curriculum y en el marco de competencias. Ellos representan un sistema multifacético de flujo de información. Como institución, los órganos de información pública tienen funciones específicas que se espera que cumplan en las sociedades democráticas. Por tradición, los medios de difusión – debido a su ubicación y a la limitación del espectro – han sido regulados para garantizar el balance, mientras que los medios impresos no lo han sido. Los sistemas de autorregulación se han desarrollado en la prensa escrita como una alternativa para establecer regulaciones que ofrecen algún tipo de rendición de cuentas a un interés público más amplio.
El sistema de autorregulación se apuntala en valores éticos y principios particulares. Como tal, el público posee una expectativa específica sobre la prensa escrita, y los medios están sujetos a la crítica pública si no responden a las expectativas. Por lo tanto, este marco nos concede una lente a través de la cual podemos valorar la prensa escrita en términos de sus funciones, las condiciones bajo las cuales desempeñan esas funciones, y las formas en cómo su producto es apropiado para la audiencia.
A fin de fortalecer AMI entre los estudiantes, primero se requiere que los profesores se alfabeticen en medios e información. Este enfoque inicial en los profesores es una estrategia clave para alcanzar un efecto multiplicador: desde los profesores que son alfabetizados en información, cuyos conocimientos pueden transmitir hacia sus estudiantes y eventualmente a toda la sociedad. Los profesores alfabetizados en mediática e información habrán fortalecido las capacidades para empoderar a los estudiantes en sus esfuerzos para “aprender a aprender” de una forma autónoma para que puedan continuar con el aprendizaje a lo largo de toda la vida. Al educar a los estudiantes para que se alfabeticen en medios e información, los profesores estarían cumpliendo su primer rol como defensores de una ciudadanía informada y racional, y en segundo lugar, estarían respondiendo a los cambios en su papel de educadores, a medida que la enseñanza evoluciona desde que ha estado centrada en el profesor hacia una educación que se vuelve más centrada en el estudiante.
Es más probable que los profesores adopten el curriculum AMI si este está relacionado a estrategias pedagógicas que les ayuden a mejorar cómo imparten las materias tradicionales en las escuelas/colegios. El fomentar los cambios en el sector educativo daría como resultado la introducción de AMI y su impacto en el desarrollo profesional de los profesores se convertiría en importantes logros de este curriculum y su marco de competencias.